La falta de lluvias ha dejado a Nuevo Laredo, Reynosa y otras ciudades fronterizas en alerta máxima, mientras el resto del estado goza de mejoras gracias a recientes tormentas. Autoridades buscan soluciones urgentes.
Diez municipios de la frontera norte de Tamaulipas se encuentran en alerta roja debido a la severa sequía que enfrentan por la ausencia prolongada de lluvias, en contraste con el resto del estado, que ya ha pasado a semáforo verde.
Raúl Quiroga Álvarez, Secretario de Recursos Hidráulicos para el Desarrollo Social, en colaboración con la Secretaría de Economía, encabezó la Reunión Ordinaria del Comité de Seguimiento y Evaluación del Semáforo del Cuidado del Agua, en la cual se actualizó la situación crítica en la frontera norte.
Los municipios en condiciones extremas por falta de agua incluyen a Nuevo Laredo, Guerrero, Mier, Miguel Alemán, Camargo, Díaz Ordaz, Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso y Matamoros. Estas ciudades han sufrido la escasez de lluvias durante meses, lo que ha exacerbado la crisis hídrica.
En contraste, los 33 municipios restantes, ubicados en la zona centro como Ciudad Victoria, Altiplano, Tula y Jaumave, y en la zona sur como Tampico, Altamira y Madero, ya se encuentran en semáforo verde, gracias a las intensas precipitaciones provocadas por las tormentas “Alberto” y “Beryl”. Sin embargo, los municipios del norte no han sido beneficiados por estos fenómenos meteorológicos.
Quiroga Álvarez destacó que otro factor que agrava la situación en la frontera norte es el compromiso internacional que obliga a Tamaulipas a transferir 1,122 millones de metros cúbicos de agua a los Estados Unidos, lo que limita aún más el acceso al recurso en la región.
En las semanas previas a la actualización del semáforo, la Secretaría tomó diversas medidas para mitigar la crisis. Entre ellas, se actualizó el volumen de agua concesionada por la CONAGUA para que concuerde con el volumen extraído.
Además, se solicitó apoyo a diputados federales para gestionar recursos que fortalezcan programas como PROAGUA y el Programa de Apoyo a la Infraestructura Hidroagrícola, a fin de promover un uso más eficiente del agua y fomentar una cultura de conservación.
Otro de los puntos clave fue el fortalecimiento de la infraestructura hidráulica para todos los usuarios, lo que permitiría recuperar volúmenes de agua en conducción y operación. También se pidió a los senadores supervisar el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 y exhortar a la CONAGUA a aumentar el número de inspectores federales, quienes se encargarían de vigilar y sancionar la sobreexplotación de la cuenca.
Finalmente, se destacó la importancia del reúso de aguas residuales tratadas como medida para garantizar el abastecimiento en las zonas más afectadas por la sequía.
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