Una espera que terminó en silencio en la CAPU

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.- María de Jesús vivió tres años en la terminal esperando a su hija; murió en una banca y su cuerpo fue reclamado días después.

AgenciaTamNoticias

Puebla, Puebla — 4 de agosto de 2025

Tras ser desalojada de su hogar en Tehuacán, María de Jesús N., una mujer de 79 años, llegó a la Central de Autobuses de Pasajeros de Puebla (CAPU) con la esperanza de reencontrarse con su hija. Allí, en la sala de espera de la terminal, hizo su refugio durante tres años, convencida de que si se movía, perdería la única oportunidad de volver a ver a “Almita”.

La CAPU, uno de los principales puntos de conexión interestatal del país, fue testigo de su rutina diaria: sentada en la misma banca, con su pequeña bolsa de pertenencias, soportando el frío, el calor y el paso del tiempo. Comía gracias a la caridad de quienes transitaban por ahí y se aseaba en hoteles que le permitían usar el baño por una módica cantidad. A pesar de que el Sistema Estatal DIF se acercó a ofrecerle ayuda y un albergue digno, ella se negó una y otra vez: no podía irse, decía, porque su hija vendría a buscarla.

Según sus propias palabras, tuvo tres hijos: dos varones y una mujer, Alma, quien habría fallecido cruzando la frontera hacia Estados Unidos. No obstante, nunca perdió la esperanza de que su hija regresara. Esta espera terminó el pasado jueves 24 de julio, cuando fue encontrada sin vida en la banca que ocupaba a diario. Paramédicos confirmaron su fallecimiento por causas naturales.

Su historia, que ya había sido conocida en redes sociales, se viralizó tras su muerte, generando indignación y tristeza en todo el país. Fue entonces que, cinco días después, una mujer que se identificó como su hija acudió al Servicio Médico Forense (Semefo) para reclamar el cuerpo. La Fiscalía General del Estado de Puebla confirmó la entrega del cadáver el martes 29 de julio, aunque no precisó si la mujer era efectivamente hija de María de Jesús.

Hasta el momento, no se ha informado si existe una carpeta de investigación por posible abandono de persona adulta mayor. Su caso ha abierto el debate sobre el abandono, la falta de redes familiares efectivas y la urgente necesidad de políticas públicas que protejan la dignidad de las personas mayores.

Doña Mary, como era conocida por los trabajadores de la CAPU, murió como vivió sus últimos años: esperando. Su historia no es sólo un relato de abandono, sino un llamado urgente a la reflexión sobre el amor filial, la empatía y la necesidad de sanar vínculos antes de que sea demasiado tarde.

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